Un individuo completamente ebrio aparece subido en el muro de la azotea de un edificio y comienza a dar grandes voces para llamar la atención. La embriaguez lo hace dar fuertes vaivenes con peligro de caer. De repente no pudo más y se calló, pero no sufrió ningún daño.
¿Por qué?
Porque se calló, es decir, dejó de gritar.